Me niego a aceptar todo aquello que se nos da hecho.
Me niego a lo fácil.
En la vida, sólo merecen la pena aquellas cosas que avivan nuestra mente, nos moldean el alma y nos hacen dejarnos la piel en ello.
Vale la pena el llanto, la sangre y la desesperación. Incluso vale la pena el dolor, pues si se soporta, ¿Qué mejor recompensa que eso?
Pobres aquellos que no poseen motivos para llorar, ingenuos aquellos a los que la vida sólo les sonríe, pues tiene mucho más mérito aquel que después de llorar y sangrar y gritar y desesperarse, ríe, que aquel que ríe sin más.
"Estas palabras son mi corazón y mi alma."
Eres el huésped numero...
sábado, 6 de septiembre de 2014
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